

La evidencia arqueológica más antigua data del neolítico y consiste en una representación pictórica de perros hallada en Val Camonica, en los Alpes italianos. Esta pintura rupestre tiene una antigüedad de unos 7.000 años. Sin embargo, el encuentro entre el hombre y el can ocurrió mucho antes. Los primeros restos fósiles de cánidos hallados en asentamientos humanos se remontan a unos 12.000 años. Durante mucho tiempo se ha
La evidencia arqueológica más antigua data del neolítico y consiste en una representación pictórica de perros hallada en Val Camonica, en los Alpes italianos. Esta pintura rupestre tiene una antigüedad de unos 7.000 años. Sin embargo, el encuentro entre el hombre y el can ocurrió mucho antes.
Los primeros restos fósiles de cánidos hallados en asentamientos humanos se remontan a unos 12.000 años. Durante mucho tiempo se ha supuesto que se trataban de perros domésticos, aunque también se ha planteado la hipótesis de que pertenecieran a cánidos salvajes que se aproximaban a un poblado para robar restos de comida y que eran capturados.
Actualmente se estima que la domesticación del perro se inició hace unos 10.000 años, formando una sociedad desde entonces con el hombre que no habría durado tanto tiempo de no haber sido muy provechosa para ambas partes. Los perros fueron domesticados al mismo tiempo en lugares muy distintos del mundo prehistórico existiendo desde la desde la Edad de Bronce numerosas evidencias pictóricas.
¿COMO SE PRODUJO?
Presumiblemente, el primer perro domesticado fue un cachorro, ya que los cánidos de aquella época eran de una gran estatura y ferocidad siendo muy peligroso su trato. Es muy probable que este cánido además de cachorro fuera huérfano, ya que ninguna madre habría dejado que lo sustrajeran sin haber presentado batalla.
La idea más lógica es que los primeros hombres lo capturasen para cebarlo, con la esperanza de que no escapara y de que creciera lo suficiente como para poder alimentar a varias personas.
Naturalmente el cachorro creció, pero el hombre en lugar de una cena se encontró con un amigo con el que establecería un vínculo inseparable hasta el día de hoy.
El perro no acabó en el plato porque alguien de la familia se opuso. Es muy probable que fuera una mujer a instancias de su hijo que no podía soportar la idea de comerse a el que se hubiera convertido en su mejor amigo. Salvado por el cariño el primer perro doméstico creció hasta convertirse en un animal útil, acompañando a su dueño en las cacerías a la vez que ejercía de guardián de su morada.