

El mercado de las mascotas no convencionales sobrevive inalterable a la recesión. A pesar de sus altos precios, muchos compradores no las cuidan o acaban abandonándolas. Buscar las similitudes entre Cristiano Ronaldo y una iguana podría parecer algo absurdo a primera vista; sin embargo, las hay. Y es que no sólo el el comercio de fichajes que mueve el fútbol ha escapado de la recesión.
El mercado de las mascotas no convencionales sobrevive inalterable a la recesión. A pesar de sus altos precios, muchos compradores no las cuidan o acaban abandonándolas.
Buscar las similitudes entre Cristiano Ronaldo y una iguana podría parecer algo absurdo a primera vista; sin embargo, las hay. Y es que no sólo el el comercio de fichajes que mueve el fútbol ha escapado de la recesión. El mercado de los animales de compañía experimentó un crecimiento del 3% en 2008, según un informe de la Asociación Empresarial Española de la Industria de Sanidad y Nutrición Animal –Veterindutria–.
Las mascotas exóticas se han mostrado especialmente resistentes. «Todavía no he notado la recesión, otros de mis compañeros que tratan con especies tradicionales están teniendo más problemas», afirma Beatriz Álvarez Carrión, directora del Centro Veterinario Camaleo, especializado en animales exóticos, y miembro del Comité Científico del Grupo de Medicina y Cirugía de Animales Exóticos.
La entereza de estos bichos frente a las turbulencias del sistema económico se debe, en gran medida, al perfil de sus compradores:_en su gran mayoría se trata de gente joven de entre 20 y 30 años, solitaria y con profesiones liberales, que les permiten un nivel económico alto o medio-alto. Las familias y los perfiles con un poder adquisitivo más bajo suelen inclinarse por la compra de animales más comunes.
A pesar del aguante del que hacen gala las especies exóticas, la realidad es que las mascotas más vendidas siguen siendo las de toda la vida:_perros y gatos, cuyo comercio movió en 2008 147 millones de euros y supuso un 19,06% del mercado de animales. Un testigo que, poco a poco, están recogiendo conejos y hurones, ya que en el ejercicio anterior, sólo los conejos, movieron más de seis millones de euros.
Sea cual sea el animal que se adquiere, lo indispensable, según Álvarez Carrión, es informarse, en primer lugar, de las necesidades y cuidados que requerirá la mascota, ya que «mucha gente no sabe cómo cuidarla, y se fían más de lo visto y leído en Internet o del vecino que de un profesional sanitario».
Una inconsciencia cara
Tras la euforia inicial de conseguir una mascota poco común, algunos compradores dejan de cuidarlas o, simplemente, las abandonan. «Mucha gente compra un animal sin pensar que ello conlleva una gran responsabilidad, porque modifica toda tu vida», señala la experta.
Éste es el caso de un cocodrilo cubano que fue abandonado en 2003 dentro de un saco y que ha estado viviendo en España hasta el pasado 7 de julio, cuando Iberia y la Consejería de Medio Ambiente de Baleares efectuaron su repatriación. Este tipo de acciones, aunque necesarias, no siempre son posibles, según el teniente José Manuel Vivas Prada, del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil –Seprona–, quien apunta que «si tenemos el caso de una rarísima especie que sólo se encuentra en un punto del mundo, no hay mayor problema en devolverla a su lugar de origen.
Pero si intervenimos un león, ¿de qué país africano procede exactamente? La documentación puede estar falsificada o, simplemente, no existir. El gasto de la extradición es teóricamente compartido entre el país que descubre el comercio ilegal y el de origen, que no ha cumplido con su obligación de velar para que esto no se produzca. Sin embargo, «estos territorios suelen estar en vías de desarrollo, como determinadas zonas de latinoamérica, África y Asia, con lo que, a veces, no asumen ningún tipo de coste para recuperar los ejemplares intervenidos».
El Seprona requisó, sólo durante el año 2008, 796 aves, 825 reptiles y 160 mamíferos, entre los que se encontraban tigres, osos pardos, dromedarios, búhos, monos y caimanes. Los animales que finalmente no son repatriados, son dirigidos a centros de recuperación en los que les cuidan, y la Administración corre con los gastos del mantenimiento. Un fuerte desembolso para las arcas públicas en una época nada halagüeña.
Todas las iguanas van al Exotarium
Aquellos animales exóticos que se quedan sin hogar van a parar al Exotarium. Un lugar situado a las afueras de Madrid, en Titulcia, donde se cuida a aquellas mascotas abandonadas o requisadas por el Seprona a dueños que no contaban con los papeles necesarios. Este último es el caso de un varano acuático –reptil similar a un lagarto– utilizado como reclamo en un pub. Otros habitantes del recinto son una pitón –de nueve metros–, doce serpientes cascabel, varios hurones y caimanes, 16 mapaches, cuatro camaleones, innumerables tortugas de California e, incluso, anacondas.
«Cuando las mascotas se hacen más grandes, sus dueños las abandonan», afirma Sheila de la Iglesia, del Exotarium. Lo mismo ocurre con aquellas especies que se adquieren pensando que serán una agradable compañía y resultan agresivas.
Dentro del centro de acogida, hay historias curiosas, como la de dos perritos de la pradera que conquistaron uno de los armarios de sus dueños y, tras vivir varios años dentro, decidieron donarlo al Exotarium con los animales incluidos. Pero hay también vivencias truculentas, como la de una iguana con el cuerpo deformado, que ejemplifica la irresponsabilidad de algunas personas.
Este centro sólo recibe ayudas por acogida y no por mantenimiento, a pesar de la importante labor que realizan. Para obtener financiación, permanece abierto al público los fines de semana.
La plaga humana
El ser humano ha provocado desde el año 1600 la desaparición de cuatro de cada diez especies del planeta, en gran parte, por culpa del tráfico de animales, según un informe de la Coordinadora de Organizaciones de Defensa Ambiental (CODA).
Este ataque a la naturaleza supone un lucrativo negocio anual de 160.000 millones de euros, según los últimos datos del Fondo Mundial para la Naturaleza. Es decir, que mueve casi lo mismo que el tráfico de drogas y el de armas, mientras que sus costes son mínimos, ya que las multas por este tráfico ilegal son insignificantes. En un año llegan a comercializarse 230.000 primates, 1,13 millones de aves y casi cuatro millones de reptiles, de los que entre el 60% y el 80% mueren durante el transporte.
Fuente http://www.expansion.com